Los asistentes personales

Autor: Vicente Valero Sanchis

Submiembro de la Coordinadora de Disminuidos Físicos de Valencia y miembro del Foro de Vida independiente

El presente artículo fue publicado en la Revista PLATAFORMA , nº 53 de Junio de 2005

Los últimos días son un continuo tropezar con esta figura laboral. No puedo decir que sea nueva porque ya la conocíamos todos de, por ejemplo, la literatura. A nadie se le escapa que los caballeros andantes usaban de esa figura profesional. Escuderos les llamaban entonces. Cervantes que era un discapacitado y tuvo que escribir el Quijote con una sola mano, reivindicó la figura, que tanta falta le hacia a el personalmente, en la figura de Sancho Panza. A mi la figura del asistente personal me llegó a través de un conocido que me contaba sus peripecias como tal al servicio de un alto mando militar. Interesantes vivencias las que contaba el hombre.

Pero los últimos días han sido un continuo recurrir a esta figura profesional. Por un lado se ha mencionado reiteradamente el uso del asistente personal por Carol Wojtila. Por otro lado ha aparecido una polémica en Guatemala por la implantación de dichos profesionales para prestar sus servicios a los congresistas. El fondo del asunto no tiene desperdicio, se trataba de conseguir un aumento de retribuciones a los congresistas, la cosa sale que no por el cabreo popular, entonces abren la posibilidad de dotar de asistentes personales a los congresistas mediante el abono de 10.000 Q para su contratación y ya se da por hecho que lo que los congresistas van a hacer es pagarles 5.000 Q y la diferencia a la buchaca.

Por lo que toca a nuestro país todos hemos visto en el cine la figura del asistente personal, en la película de Aménabar, a través de la persona que siguiendo las órdenes de un marinero gallego le acerca el vaso con la sustancia que logra llevar al lado grande al marinero. Las calles de Oviedo han visto pasear a los jóvenes príncipes y a Steven Hawking con su asistente personal.

También las cadenas televisivas se han dedicado a dar a conocer la utilidad de dicho trabajador a través de Jaime. Jaime es un joven discapacitado desde el 22 de diciembre de 2001, está casado con Elena y tienen niño y niña. Afortunadamente la familia de Elena conocía la figura del asistente personal, porque su abuela la utilizó durante años; la mujer, Maria creo que se llamaba, hacia una vida social discreta pero recuerdo haberla visto muchas veces, con su silla de ruedas que no podía impulsar por ella misma, en los palcos de plazas de toros donde no existían medios mecánicos para salvar las escaleras.

La figura del asistente personal de doña María permitió que su hijo, Juan Carlos y su nuera, Sofía, no tuvieran que asistirle en sus necesidades y, así, poderse dedicar a sus actividades profesionales, que conllevan una gran actividad social. Si doña Maria hubiese sido atendida por el servicio de ayuda a domicilio, porque vivía a parte de sus hijos, tendría que haber recurrido a su hijo los fines de semana para que la levantara y acostara, porque el servicio de ayuda a domicilio funciona de lunes a viernes.

En fin, todos pudimos ver a Jaime paseando a sus dos hijos en barca por el lago del Retiro gracias a la figura del asistente personal, que cubría las labores del cuidado de niños pequeños que a él podían escaparle por su limitación funcional. Para mi es muy valorable el hecho de que los niños se acostumbren a ir con su padre solos, como hacen todos los niños. Probablemente su mujer, Elena, se habría quedado en casa aprovechando la ausencia de los niños para realizar las tareas domesticas y preparar la comida, sin el incordio de los niños un festivo en casa.

Pero es que hay más. La figura del asistente personal se viene repitiendo en las actas de sesiones de comisiones del Congreso, por parte de comparecientes al debate que, sobre el Libro Blanco de la Dependencia , se viene desarrollando en los últimos dos meses. En definitiva lo que se está pidiendo es la figura del asistente personal para aquellas personas con necesidad de apoyos generalizados que lo precisen.

Hay dos cosas sin embargo que me preocupan y es que en la próxima “Ley para la autonomía de las personas”, no aparezca como opción la figura del asistente personal con pago directo por la persona que lo precise, financiado con cargo a los presupuestos del estado. Veremos si el gobierno es sordo y no escucha lo que en el Congreso están diciendo todos los comparecientes sin excepción, porque limitar la autonomía de las personas al titulo de una ley tendría narices. Por otro me preocupa la cuestión del copago y el hecho de que Fidalgo, de CCOO, se haya mostrado partidario del mismo para todo lo relacionado con este cuarto pilar del estado del bienestar. No creo que los trabajadores estén dispuestos a pagar una parte de los cursos de formación que el nuevo “yacimiento de empleo”, como lo llaman porque así lo ven, pero si él lo dice muy bien, que paguen; pero de ahí a que los usuarios y beneficiarios de este cuarto pilar tengan que pagar por dificultades presupuestarias hay un trecho. Si no hay dinero suficiente que se cuestionen todos los pilares y se reparta, los usuarios de la educación que copaguen el gasto y los de sanidad igual.

Para acabar quisiera hacer una reflexión sobre el copago y esta es que el coste sanitario en los servicios sociales, de entrada, lo debe asumir sanidad. Es decir, no tenemos por qué pagar en servicios sociales y menos si hay contraprestación, porque entonces ¿qué es, la puerta trasera para hacer pagar la sanidad?.

La tendencia a la institucionalización, me atrevo a vaticinar, se va a encontrar con serias resistencias por parte de los usuarios a la hora de aceptar el copago; por entender que, si bien los costes de alojamiento y manutención los tendrá que pagar el usuario, los servicios personales y toda la atención profesional deben de ser gratuitas porque así dice la ley que deben ser las prestaciones sanitarias.