“El periódico de Catalunya” en el artículo publicado por Fidel Masreal el pasado 13 de noviembre, titulado “la verdadera historia de Nuria Gómez”, “Falso testimonio ante las cámaras” , referente a mi pregunta realizada al Sr. Montilla en el programa “Tengo una pregunta para usted” pone en entredicho mi credibilidad, además de referirse a mí en términos como “la tetrapléjica”
y de colocar hasta tres fotos mías en tres secciones diferentes a modo de cortina de humo para desviar el debate hacia mi persona en lugar de centrarlo en la Ley de Dependencia.
El programa “Tengo una pregunta para usted”, emitido el 9 y 10 de noviembre, seis de los candidatos que optan a la presidencia de la Generalitat respondían a las preguntas formuladas libremente por 60 ciudadanos representativos de la sociedad catalana. No es casual que yo estuviera, pues formo parte de un segmento muy amplio de la población, las personas con dependencia, un grupo humano sistemáticamente discriminado por su diferencia, cosificado como mercancía y sometido a objeto de cuidados y de caridad. Somos víctimas de una mentalidad opresora que olvida que somos sujetos de derechos y que podemos y debemos alzar la voz, sobre todo con un amplificador tan potente como la televisión. Mi gran delito fue hacer uso del ejercicio de ciudadanía, al desmarcarme de ese estereotipo de pedigüeña de ayudas sociales y posicionarme en exigir los derechos que nos niegan y que nos pertenecen por ley.
Mi pregunta se formulaba desde un yo colectivo y en un plano político, no personal, como se ha pretendido disfrazar. Me resulta absurdo verlo de otra manera, no entiendo que se solucionen los casos a nivel particular, y me sorprende que ningún medio de comunicación se lo cuestione.
La pregunta al Sr. Montilla estaba orientada a arrancar un compromiso político para la próxima legislatura: garantizar que la persona en situación de dependencia que decida vivir en su casa, contara, como mínimo, con el mismo apoyo económico que la administración gasta en encerrarla en una residencia.
En aras de la simplicidad imprescindible en los pocos minutos disponibles y en hacer entendible la pregunta, personalicé mi caso: “la ley me garantiza 1h15min de asistencia Personal y con los 3200€/mes que le cuesta a la administración encerrarme tendría para 8h de apoyo” Todos estos datos son correctos, y hacen referencia a la Ley que pretendo cuestionar y al hilo del compromiso político que reclamo para todos los ciudadanos. En ningún momento el periodista que me acusa de “ocultación de datos”
, contrasta y verifica el dato referente a los 3200€/mes del coste de residencia extraído del presupuesto ejecutado de 2008 según la memoria económica de la Cartera de Servicios de 2010, ni se molesta en averiguar el coste hora de la asistencia personal para el 2010 que sería de 13,04 euros/hora según la Orden ASC/471/2010, de donde he extraído los cálculos para saber mis horas diarias.
La respuesta del Presidente fue aceptar que el ingreso residencial debería ser la última opción, valoró la propuesta como sensata, interpretó que se trataba de una petición personal y se comprometió a ocuparse de mi caso particular, a lo que le respondí que “no es mi caso es el de toda la población”
.
Desde hace 4 años, tengo las horas de asistencia personal que necesito para vivir cubiertas porque formo parte de un proyecto piloto del Ayuntamiento de Barcelona que finaliza en Diciembre. Si no se prorroga, la Ley de Dependencia sólo me ofrecerá una hora y cuarto al día de asistencia personal.
Fuera de cámaras, el Sr. Montilla se ofreció a revisarme los papeles porque estaba convencido que tenía que haber un error en mi caso. Yo me negué y seguí insistiendo que el problema es de todos los catalanes por las limitaciones que impone la propia ley, que cubre como máximo poco más de 3h de asistencia personal. Algunos medios de comunicación han malinterpretado esta actitud de rechazo como “ocultación de datos”
. Mi pregunta iba enfocada a los apoyos que por derecho garantiza la ley y de eso he hablado.
El periodista, Fidel Masreal, del diario “el Periódico” se retrata a él mismo al investigar mi vida personal y mis datos privados, publicándolos en este diario, tergiversando la realidad y denigrando mi imagen pública. Y yo me pregunto ¿cómo ha tenido acceso a mis datos personales? ¿No son confidenciales? ¿Y yo soy la que tengo que demostrar mi credibilidad?
La pregunta que ha despertado la polémica refleja un sentimiento colectivo y las inquietudes de muchas personas, con rostros y voces diversas, que se sienten identificadas. Es por ello y por la necesidad de reparar mi imagen pública que emplazo a los medios de comunicación a dar espacios para no acallar el debate político social que se ha generado, y desde la serenidad y el poder de los argumentos, dialogar sobre cómo queremos ser atendidos cuando necesitemos apoyos para las actividades cotidianas, un debate de calado que, no lo olvidemos, afecta a toda la población y trasciende más allá de una campaña electoral.
Núria Gómez